En este siglo al que se ha dado en llamar “El Siglo de las Mujeres” es un hombre, Fernando Musante, el que viene con su Gertrudis a rescatar a una de nosotras del lugar insignificante e ignominioso en el que la han sumido las puestas teatrales de la tragedia “Hamlet, Príncipe de Dinamarca”. Y enfatizo que han sido las puestas teatrales las que, atravesadas por los mandatos impuestos por el patriarcado vigente aún hasta nuestros días, han interpretado impiadosamente el texto de Shakespeare. En ellas aparece una Gertrudis cómplice del asesinato del padre de su hijo. Acá, una madre amorosa y una lúcida analista del estereotipo de reina que estuvo encarnando. Allá, oscura integrante del repertorio de personajes. Acá, protagonista de una recientemente descubierta mujer deseante y deseada.
Y es ella, la mujer, la reina y la extraordinaria, intensa y plástica actriz que la encarna, Stella Matute, la que describe con profundidad los avatares y penurias que atravesó, atravesaron, atravesamos cada una de nosotras por ser mujeres y en nosotras, todas las mujeres que nos habitan.
Para aplaudir de pie y hasta que las palmas ardan como arde la lucha feminista!
Perla Prigoshin - Coordinadora de la CONSAVIG, referente feminista
Stella Matute es Gertrudis
Perla Prigoshin es Gertrudis
Todas somos Gertrudis
Es una obra conmovedora con una actuación realmente fantástica de una íntima y cautivadora Stella Matute. Una reina de otra época, otro continente. ¿Quién creería que podrías identificarte? Y sin embargo, ante todo es la historia de una mujer, una esposa, una madre, una mujer como vos y como yo, que reflexiona con profundidad sobre la vida, sobre los mandatos, sobre los roles, sobre el amor y el deseo… y la culpa.
El tiempo que dura la obra estás al borde de la silla, atenta, conectada, hasta que termina y contenés las lágrimas si querés, si no, no, y te parás para aplaudir de pie.
Cynthia Farber - Militante feminista
Stella Matute es Gertrudis
Cynthia Farber es Gertrudis
Todas somos Gertrudis
Gertrudis encarnada por Stella Matute, es una obra imperdible y su actuación es sublime. GERTRUDIS, sufre la opresión patriarcal, es cosificada, es un “medio” para obtener el poder. Es el instrumento para reinar. Sufre la opresión históricamente instaurada.
Nace hembra y cumple al pie de la letra el mandato social que desde pequeña le enseñaron. Es una reina que no gobierna y menos aún, su propia vida. Fue el envase de su heredero, sufrió la violación de su propio rey.
Es la historia de muchas.
Junto con la muerte de su rey, se libera en todos los aspectos de su vida y renace.
Se libera, ama y puede confesarle a su amado hijo que goza y disfruta de su vida.
Se estremece, me estremece, me eriza la piel, cuando ama y se libera. Una obra digna de disfrutar.
Mariela Rodríguez - Militante feminista
Stella Matute es Gertrudis
Mariela Rodríguez es Gertrudis
Todas somos Gertrudis
La interpretación que hace Stella Matute de Gertrudis es impresionante, tanto que podemos ver en su rostro el desasosiego por la muerte del Rey pero más por tener que decírselo a su hijo. Con el correr del monólogo, vemos a una mujer que nació para ser reina, pero ... por ser mujer, está destinada a ser la corona que otros usen para detentar el poder. Así será educada en actividades que lejos están de las decisiones de gobierno, de estrategia, de relaciones con otras regiones y tribus, simplemente se la educa para pasar desapercibida, salvo al momento de concebir al heredero que llevará esa corona que por derecho le pertenece pero no podrá nunca detentar.
Cuando hablamos de corona, claramente no mencionamos el objeto que lucirá en su cabeza, sino todo el poder que ese objeto conlleva pero que solo pueden hacer efectivos los hombres.
Gertrudis nos muestra la historia detrás del clásico de Shakespeare, Hamlet, puesto que en esta ocasión conocemos a la casi silenciada madre del príncipe heredero de Dinamarca. Casada con un hombre a quien no ama, ni siquiera conoce demasiado y la triplica en edad. Un hombre que al parecer no cuidaba mucho su higiene ni su apariencia, ya que su mayor “virtud” era la guerra y conquista de otros pueblos.
La muerte de este hombre, despreciado por Gertrudis, le abre un nuevo camino porque aparece en escena ese hombre que comparte del sangre con el rey muerto, pero que le enseña que puede ser amada y deseada, sin violencia. Y es allí donde los demonios se disparan en su cabeza.
Una puesta en escena sencilla, con una actriz que lo ocupa todo e interpreta magistralmente la angustia de esa reina que no puede escribir la carta que comunica las noticias.
María Laura Lastres - Militante feminista
Stella Matute es Gertrudis
María Laura Lastres es Gertrudis
Todas somos Gertrudis
De la obra me llevo mucho, mucho. La actuación de Stella es sublime, logra generar un espacio de intimidad, hablando en voz alta y primera persona, en un ambiente que no está del todo cerrado, ya que tiene hendijas por donde el público mira y oye el padecimiento de Gertrudis. El público participa, como Stella me señaló, “como espiando por la mirilla”.
De la obra me llevo la sensación de que el placer que siente Gertrudis es culposo. Da vueltas sobre su propia historia buscando el coraje necesario para contarle al hijo que encontró el amor junto a su tío Claudio, que la muerte de su padre le trajo alivio y que se permitió el lujo del placer vedado a las reinas. Gertrudis es el eco de las mujeres en su búsqueda del placer sexual, ese placer contaminado por la carga patriarcal de ser gestantes, ese placer que nunca es completo durante la edad reproductiva de las mujeres por el doble mandato de ser madres cuando es debido y de no serlo cuando es reprochable.
De la obra me llevo la sensación de que Gertrudis es la corona, es la posesión más codiciada para quien busca el poder absoluto. El relato deja entrever que Claudio mata a su hermano luego de haber conquistado todos los territorios posibles, pero que solo puede acceder al poder poseyendo la corona. "La Corona no es esa joya que llevarás sobre tu cabeza. La Corona es tu cuerpo. La Corona eres tú”. La cosificación de Gertrudis nos remite a las miradas deshumanizantes sobre las mujeres como objetos no pensantes que pueden ser usadas, explotadas y violadas.
Por último, de la obra me llevo la alegría de pertenecer a un grupo de teatraleras feministas que inauguró su existencia con esta maravillosa obra y que le dio por nombre “Las Gertrudis”.
Gabriela Garrido - Militante feminista
Stella Matute es Gertrudis
Gabriela Garrido es Gertrudis
Todas somos Gertrudis
Intento organizar, sintetizar mis emociones, mis sensaciones…
Al ingreso a la sala sentía frio, supuse que conservaría la temperatura de la intemperie. Cuando
ingreso raudamente Gertrudis descalza, angustiada, nerviosa me dí cuenta, estaba en el
Dinamarca y el frío de la muerte me envolvía.
Su vestuario excelente, propio de una reina dentro de su habitación, el color rojo y negro
juega con el imaginario de la sangre seca. También se podría identificar con la revolución que
acontece en el cuerpo de esa mujer. El crucifijo que completaba el vestuario y que da cuenta
de la inoculación del Patriarcado desde una de las Instituciones fundantes. Una joyita cuando
se lo saca, lo exhibe fuera de su pecho, el brillo que destella, que imanta más allá de los
tiempos y controla los cuerpos de varones y mujeres.
En la ceremonia fúnebre las primeras ubicaciones serían para “los representantes de Dios en la
Tierra”, Dios Padre ocupa el lugar original primero.
El trabajo corporal de la actriz es de excelencia, sus interminables idas y venidas, encontrando
su punto máximo en su danza de libertad, en los múltiples giros alrededor de su propio eje (de
su propio yo deseante) con sus brazos extendidos.
La escenografía es genial!... Se dieron cuenta del papel?... No es blanco, tiene ese color beige
propio de la época, junto con el tintero y la copa de metal es una escenografía propia de la
época. En el pequeño diván (siempre ocurre la verdad allí… ja!.... se nota que soy psi?) puede
jugarse lo infantil, lo propio, lo lúdico y lo trágico.
Cuando habla que la corona será de aquel que la “posea” y transmitida a su hijo varón. La
propiedad pertenece hoy y antes al varón. Podemos agregar que al ser tocada y penetrada con
la sangre de otras batallas, el cuerpo femenino es también tierra a ser conquistada, arrasada
y ensangrentada.
Esa pregunta que atraviesa la obra, sus vaivenes, como decirle a su hijo que su Padre ha
muerto y que ha nacido la mujer que ama. La maternidad pareciera que anula toda posibilidad
erótica de la mujer, mucho más allá de la clase a la que pertenece. Esa anulación/negación
patriarcal sigue casi intacta en nuestros días.
No es posible la riqueza de esta obra sin integrarse iluminación, texto, escenografía, actuación,
vestuario haciendo una pieza sublime.
Quizás fui muy extensa o me detuve en pequeños detalles pero mi esencia no me lo permite.
Fue una hermosa obra, fue una excelente excusa para abrazarnos, reírnos, hablar de
sexualidad, emocionarnos… bah!.... todo lo que sucede cuando nos juntamos las feministas!
Susana Galarza - Militante feminista
Stella Matute es Gertrudis
Susana Galarza es Gertrudis
Todas somos Gertrudis
GERTRUDIS, de Fernando Musante
Dirección: Santiago Doria
NOMINADA PREMIOS ACE 2019
GANADORA #MASTEATRO, de Fundación Sagai
Sábados 18 hs. - Martes 21 hs.
Teatro La Comedia
Rodriguez Peña 1062