Una notable propuesta teatral plenamente sensible y
profundamente humana, se adentra a uno de los conflictos,que a pesar del
tiempo, sigue sin dilucidación pero que en estos últimos tiempos ha generado un
enfrentamiento contra la sociedad patriarcal.
¿Que es ser varón y que es ser mujer en este mundo.? En
realidad a como están constituidas nuestras instituciones, la mujer goza de la
libertad total o la tiene condicionada.?
La obra GERTRUDIS, un poco basada en la vida de la Reina
madre de Hamlet es muy riquísima en su texto.Nos cuenta y se desahoga de su
dramática existencia e indaga el rol de la mujer en este mundo.
La dramaturgia de Fernando Musante contrariando el texto de
Shakespeare, contrapone a alguien sospechada de cómplice de asesinato de su marido
y la presenta como una sufrida mujer deseosa de vivir una vida plena y en la
búsqueda del ansiado amor.
En sus reflexiones la Reina de Dinamarca se lamenta de sus
conflictos internos. Obligada por su familia a casarse muy joven con alguien
que la triplicaba en edad, desinteresado del matrimonio y sólo interesado en
las guerras para acumular tierras y tesoros.
Estos casamientos eran comunes y tales criaturas eran el
objeto de cambio para las transacciones interesadas. Ellas no contaban en las
resoluciones, además eran educadas en el servilismo, es decir ser
sumisas,obedientes y por sobre todo procreadoras. Como ser, no se les respetaba
sus mas íntimas necesidades y obligada a ser solo objeto de quien disponía de
ella.
También se lamenta y se pregunta, el porque siendo femenina
la corona, ésta es usualmente utilizada por el varón.
La accidental muerte del marido en una de las tantas guerras
que transitaba, le abrirá una nueva perspectiva de vida. Intenta comunicarle a
su hijo la novedad y mientras trata de escribir para ser enviada por carta, se
van desarrollando sus dramáticas confesiones y sus aspiraciones a un nuevo
matrimonio con la convicción que el mismo le traerá una vida ya no frustrante,
aun en un medio perverso y discriminatorio como el del medio evo.
Una obra de tal envergadura dramática precisaba de una
actriz que se penetrara en tal desdichado personaje y Sella Matute lo logró con
creces, con una ductilidad y sensibilidad llamativa. Tan importante logro se
debe a la magnífica dirección del multifacético e inquieto Santiago Doria.
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