GERTRUDIS

La Corona no es esa joya que llevas sobre tu cabeza. La Corona es tu cuerpo. La Corona eres tú.

viernes, 24 de mayo de 2019

Una GERTRUDIS que aboga al feminismo actual del goce - por Virginia Janza



Gertrudis siempre me pareció un personaje flojo dentro de la obra shakespeareana. Algo falto de vida, no sé, sin razones claras. Un bache narrativo como muchas de las mujeres que deambulan en la obra del rey del canon occidental (excepto Macbeth y alguna otra que ahora se me escapa seguro).
Hasta este martes cuando conocí a la Gertrudis de Musante que encarna fervorosamente Stella Matute.
Un nuevo personaje, una interpretación moderna que aboga, por qué no decirlo, al feminismo actual del goce.
Una mujer pasional que vivió años reprimida, dormida, sin conocer el amor de un hombre, en un matrimonio arreglado con un rey que huele a sangre seca y a sed de conquista.
Estrenar una obra de teatro que apueste a lo clásico desde la dramaturgia, el espacio, la puesta en escena y la actuación en estos tiempos, no es para nada descabellado. Pensemos en el fenómeno que despertó Game of Thrones, donde las figuras de las reinas fueron los personajes más interesantes, más difíciles de desentrañar.
La ficción popular está mirando a las mujeres, contemplando sus suplicios, reafirmando sus roles fundamentales a lo largo de la historia. Esta labor que viene haciendo la vena feminista durante tanto tiempo, parece que ahora rompió la represa y se volvió un río, una creciente imparable, un aluvión.
Dentro del contexto clásico, del maravilloso espacio de puertas y techos gigantescos, palaciegos, del Teatro de la Comedia, se despliega esta invitación a la alcoba de una reina que repasa su vida, su infancia, sus concesiones, su forma de amar.
El rey, su esposo, ese hombre hedoroso y desagradable en la intimidad, ha muerto. Y ahora, ella debe darle la noticia a su hijo, al joven Hamlet.
Durante la obra la veremos escribir y reescribir una y otra vez ese mensaje que no se decide a salir del tintero, a dejar la pluma de las palabras.
Durante la obra veremos una Gertrudis que recuerda a la Sacerdotisa Roja llena de poder pero con pies de niña y tez prístina de Blanca Nieves. Una reina de manto carmesí que chorrea como un charco de sangre a su alrededor.
Un charco que habrá de expandirse a su alrededor, como la Guerra de Troya desparramó la sangre helénica. Pero esa, claro, ya es otra historia.
Porque esta reina muestra haber tenido durante toda su vida un único fin: engendrar un rey. Cargar con un cuerpo objeto, un cuerpo contenedor, un cuerpo corona. Cuerpo que, sin embargo, sigue siendo ilusión, deseo incontrolable, ingobernable.
VIRGINIA JANZA 
Lic. en Letras - Docente - Poeta

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